domingo, 30 de noviembre de 2014

Un caminito más limpio

Sigo en el intento de alcanzar una manera de vivir utópica desde mi punto de vista -prácticamente sigo al principio del camino-, en la que, por ejemplo:
  1. Reduzco la producción de basura (Wikipedia: Zero waste).
  2. Aumento la comida casera y sana haciendo, entre otros, jabón, detergente, pan, queso o diferentes masas.
  3. Compro menos cosas superfluas, sobre todo que no cumplan con el punto uno de esta lista.
  4. Llevo al día la contabilidad y analizo los gastos y la frecuencia de estos, teniendo más en cuenta el largo plazo.
  5. Soy consciente de absolutamente todo lo que tengo. La idea es tener una lista (la he empezado aquí) y procurar no aumentar el número de objetos, disminuyéndolo si es posible.
Esto principalmente afecta al plano económico -el personal tiene una historia diferente- y colateralmente a mi salud y al medio ambiente. Como digo, solo he dado los primeros pasos, lo importante es no desviarse de la ruta.

Animo a todos a reflexionar sobre estos puntos y a que me deis ideas nuevas o consejos para mejorar.

jueves, 27 de febrero de 2014

Gracias Paco













Te seguiré escuchando, intentando entenderte; seguiré aplaudiéndote, disfrutando de todos los palos a los que le has metido mano; seguiré aprendiendo, consciente de que el flamenco se toca cuando se ha vivido; seguiré abriendo el oído, descubriendo y redescubriendo; seguiremos teniendo la cara así, más de galápago, allá donde estemos. Gracias Paco.

martes, 10 de diciembre de 2013

De rave markets y cervecerías belgas

Cualquiera que haya malgastado unas horas conmigo sabe que tengo poco interés en el mundo de la ropa, los complementos y demás atavíos innecesarios; de hecho, mientras escribo procuro recordar, sin mucho éxito hasta ahora, cuándo fue la última vez que compré algo de vestir. Si cambiamos los atuendos por las discotecas, la indiferencia deriva en desgana y una sensación de ridículo producida por unos chicos que cada año bailan mejor. Qué mejor plan para un sábado por la tarde que unir ambas aficiones.

Lo que iba a parecer el infierno terminó por ser un paseo entretenido gracias a que A. se dejó fotografiar mientras hacía lo que las personas normales -sabe camuflarse bien- en cavernas como aquella, así que hice de fotógrafo y perchero. Por mi parte, lo único que guardo en la memoria fue un vinilo del álbum Travels de Pat Metheny, pero como además del vinilo habría tenido que comprar un tocadiscos pensé que tal vez no merecía la pena.




Cuando pudimos respirar de nuevo ya era de noche y nos apetecía algo de comida que acompañara a las cervezas que íbamos a cenar. Fuimos a uno de los belgas más populares de Madrid, Cafeeke, el cual conocía gracias a que mi amiga Ana me sacaba de vez en cuando a socializar y probar lugares diferentes.

Estuvimos en la segunda planta, en la que apenas había gente y se podía hablar con tranquilidad; a ella le recordaba a las brasseries de Straßburg y su sonrisa me obligó a sacar de nuevo la cámara.
Coincidió que el camarero era un joven belga que había empezado a trabajar ese mismo día, por lo que nos dejamos aconsejar por él con la condición de que las cervezas fuesen afrutadas y de fermentación alta -las belgas de toda la vida- y nos quedamos con una Tripel Karmeliet y una Leffe Vieille Cuvée.
Durante un buen rato dudamos si pedir croquetas de caballo (Bitterballen) además de salchicha belga (Frikandel) y finalmente nos decidimos. Un acierto.

Tanto la comida como las cervezas estaban muy buenas, quizá por eso no doliese tanto pagar cuatro o cinco euros por una copa. De postre, una cerveza más suave para asimilar un día de contrastes y sabores tan intensos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Se acaba el verano

Acaban mis vacaciones y voy preparando una maleta que se marcha prácticamente vacía. Me llevo siete libros leídos, cuatro conciertos, algunas lágrimas de más, la sensación de alivio que supone no sentir más odio hacia un idioma que desde siempre me ha atraído -y que durante este último año fui aborreciendo-, una incrementada afición al yoga, un reencuentro con dos amigos atemporales y buenos momentos con otros, incluso una pluma con la que contarme el resto de historias; llevo todo esto y dejo lo que más me gustaría que me acompañara.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Me regalo una noche

Me regalo una noche. Esta, por ejemplo. Prohibido pensar en la universidad o en esas pequeñas turbaciones que siempre rondan mi cabeza.

Ya tengo plan: voy a ver una película. ¡Sí, como hace tiempo solía hacer! Y luego leeré hasta que me entre sueño. Entonces seguiré leyendo, primero de costado con el libro apoyado en la cama, hasta que me de cuenta de que así no me mezclo bien con el papel y más tarde en esa idealizada postura sosteniendo el libro por encima de mí, que desgraciadamente será la misma que me haga caer rendido.

Y un nuevo día, y de nuevo la universidad y esas pequeñas turbaciones que siempre rondan mi cabeza.

jueves, 16 de febrero de 2012

Descubriendo voces eternas

José Menese es un cantaor flamenco activo desde los 60. Heredero de Antonio Mairena, ha sido sin embargo capaz de dar colores únicos a su estilo, con una desgarrada y profunda voz, y de ser reconocido así como uno de los grandes del siglo XX.

Para mí es un descubrimiento reciente y estoy muy contento de haberlo conocido, ya que la modalidad del cante dentro del flamenco nunca me había llegado con fuerza, con conocidas excepciones. Hay muy poco de este artista en Spotify y además de canciones sueltas repartidas en recopilaciones, el álbum con el Menese más joven que he encontrado ha sido La pureza del cante, del 2002. Os dejo un enlace a YouTube de un tango muy bonito de José Menese - ahora sí, de joven - acompañado por Pepe Cepero.

Escuchadlo sin prejuicios y me contáis.

lunes, 13 de febrero de 2012

Jazz de vanguardia

En estos últimos días he estado escuchando a Keith Jarrett y me he quedado prendado de su lirismo. Es un pianista muy fino, limpio y versátil, para escuchar en esos momentos de lectura obsesiva y té.

Le he dado un par de vueltas al álbum Treasure Island, contadme qué os ha parecido.

Os dejo un enlace a Spotify.

viernes, 14 de octubre de 2011

Más música: versiones (I)

Inauguro una sección sobre una campo de la música que siempre me ha atraído: las versiones. En el mundo del jazz es algo tan común que a las canciones que a lo largo de la historia han sido frecuentemente versionadas se les denomina standards. Pero no solo en el jazz se versionan temas, en cualquier género se hacen todo tipo de virguerías - y atrocidades - para ponerle tu sello de estilo a la canción.

Para mí no hay mejor canción para empezar este hilo que All the things you are, el archiconocido standard compuesto por Jerome Kern y letra de Oscar Hammerstein II. La estructura de la canción es AA2BA3. Este tema sigue una progresión de acordes inusual para la época, permitiendo utilizar acordes en los cuales la tónica es, en cada caso, cada una de las 12 notas de la escala occidental. Particularmente me encanta la modulación de un semitono al final de cada parte A; es donde quizás esté la magia de la canción.

Ha sido versionada por tantos buenos músicos que me cuesta decidir cuáles enseñar aquí. A pesar de ello, tiendo a preferir las versiones en las que la guitarra tiene un mayor peso en el tema.

Quizás de las más conocidas sea la de Frank Sinatra. 'La voz' ha grabado tantas versiones y tan bien que es imposible que aparezca solo una vez en esta sección.


Pat Metheny también se ha hecho un hueco en la lista de músicos que la han homenajeado. Esta versión a dúo con Brad Mehldau es, como todo lo que han hecho los dos juntos, formidable.


La suavidad de la trompeta de Chet Baker se puede apreciar en este concierto junto a Lars Gullin.


Esta curiosa versión pop de Michael Jackson no desmerece por un momento aparecer aquí. Un jovencísimo Michael Jackson nos demuestra el enorme potencial que tenía su voz.


Así como comencé con Sinatra, termino con Ella Fitzgerald, otra de las voces más influyentes del siglo XX.


Esto es todo, hasta pronto (espero).